miércoles, 31 de marzo de 2010

DEJANDO ATRÁS LOS PARADIGMAS

La sexualidad es una dimensión de la personalidad. El hombre y la mujer son seres sexuados, lo que significa que expresan permanentemente su sexualidad a través de su condición genérica.

Sin embargo, la historia por la que ha atravesado la sexualidad está llena de tabúes y prejuicios. Por lo general, lo que se asocia al sexo, por mucho tiempo se ha considerado sucio y perturbador.

La diversidad sexual es un tema polémico y universal. Se encuentra en una etapa de debate incipiente, pero al estar asociado a la sexualidad se remonta como temática a épocas pasadas, tanto como la existencia misma del ser humano.

En cualquier circunstancia, el individuo se expresa como representante de uno u otro sexo tanto al caminar, al hablar y en sus gestos.

La orientación ha sido objeto de polémicos análisis. Ésta se manifiesta en tres sentidos: la HETEROSEXUAL que responde a la atracción de un sexo por el otro, la HOMOSEXUAL que ubica a las personas que se sienten atraídas sexualmente por otras personas del mismo sexo, y la BISEXUAL, que identifica a aquellos cuya atracción sexual se inclina tanto hacia el hombre como hacia la mujer.

Los homosexuales y las lesbianas así como los bisexuales, constituyen una minoría frecuentemente cuestionada, son incomprendidos por su preferencia sexual, suelen ser estigmatizados como personas de dudosa moral; al valorarlos se les asocia por lo general a personas sin ética, sin vergüenza, sin escrúpulos, antisociales, débiles de carácter.

En relación a las dificultades para escapar del paradigma heterosexual, cabe también señalar el uso del término "minorías sexuales" para referirse a las diversidades sexuales. Se puede decir, de una manera general, que el término "minorías" se deriva de una comprensión política de la sociedad como un todo armonioso del cual "pequeños" grupos divergen.

Estamos ante la tarea de defender la diversidad sexual, lo que implica luchar por la vida democrática de nuestras sociedades; y como el proyecto democrático por sí solo, no genera condiciones para que exista libertad sexual es necesario impulsar ciertos acuerdos sociales que eduquen contra la homofobia, impidan la discriminación y fomenten el respeto a la diversidad sexual humana.

La oportunidad de hombres y mujeres, independientemente de su orientación sexual, de participar sin discriminación alguna en los cambios sociales, en la construcción de una sociedad mejor, exenta de miradas cuestionadoras, facilitaría un ambiente social más saludable. La juventud constituye un sector que promueve nuevos valores, acepta el reto de lo nuevo, están en mejores condiciones de promover la tolerancia y el respeto a lo diferente.

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